El entrenador de gimnasia

La profesión de entrenador, es un trabajo de gran dedicación a los detalles y de gran sacrificio que normalmente no está apreciado en su justa valía.

El entrenador es el pedagogo del deporte. Es a la vez profesor y amigo, es quien proporciona los primeros conocimientos sobre lo que está bien y lo que está mal, inculca disciplina en el trabajo, enseña como se debe comportar la gimnasta en su vida deportiva.

El  entrenador tiene una gran influencia en sus gimnastas, por eso su responsabilidades son muy grandes a la hora de formarlas y entrenarlas.

La profesionalidad es el resultado de la suma de las experiencias como entrenador y de una gran disposición hacia el trabajo. Cuantos más conocimientos tenga será mucho mejor su preparación como técnico y como profesional.

El trabajo de entrenador no tiene estándares en cuanto a horarios y cantidad de esfuerzo, el trabajo siempre continúa después de la sala de entrenamiento, porque mantiene siempre una gran presión emocional.

El entrenador siempre está preocupado por los éxitos y los fracasos de sus gimnastas. Tiene la responsabilidad a la hora de la seguridad en el entrenamiento y debe  mantener una presencia física constante con su gimnasta a través de la ayuda que le presta para realizar los ejercicios.

El camino hasta llegar al éxito es muy largo.

 

tania gener

 

 

Los éxitos en la gimnasta duran poco tiempo y el periodo de triunfo del entrenador también es corto.

Los entrenadores experimentados educan a varias generaciones de gimnastas a la vez. Esto es una garantía para la autoridad del entrenador pero supone un trabajo continuo sin periodos de vacío, esto es, con pocas vacaciones.

El entrenador debe de saber volcar en su trabajo todo lo que pueda obtener de los libros, documentos  gráficos, cursos, etc.. para que sus conocimientos  sean fuente de innovación en el trabajo. Estos conocimientos deben de ser aplicados con juicio, en función de la edad de la gimnasta y de sus particularidades individuales.

El entrenador tiene que tener la capacidad de organizar bien el entrenamiento para mantener el interés de las gimnastas y poder hacer un trabajo colectivo y construir un buen grupo de entrenamiento.

Debe de tener una buena relación con sus gimnastas, debe de hablar con ellas y éstas deben de escuchar y creer en lo que él dice.

Los rasgos fundamentales del carácter del entrenador son cuatro: respetuoso, exigente, atento y justo. La condición general del temperamento del entrenador está en el equilibrio de estos principios básicos de su carácter.  Es necesario tener siempre una gran seguridad psicológica ya que está sometido a un elevado nivel de estrés propio de la competición.

Son necesarias grandes dotes de paciencia para saber responder a los problemas que sabe que se le van a presentar.

Ha de ser siempre el líder y tiene que ser capaz de demostrar carácter si la situación lo requiere, y a la vez, valor y decisión ante las dificultades, pues tiene una gran responsabilidad sobre la suerte de sus gimnastas.

Por último manifestar la necesidad de mantener estas cualidades a través de sus años de trabajo.

Estos perfiles nos acercan al arquetipo de entrenador, pero en la vida real no hay ningún entrenador perfecto. La experiencia nos enseña que existen entrenadores que han formado a grandes campeonas, con caracteres muy diferentes.

El carácter  del entrenador siempre se manifiesta claramente en su estilo de trabajo.

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