Al celebrarse este año los Campeonatos del Mundo de gimnasia artística en Montreal, me viene al recuerdo, mis primeros JJOO que se celebraron en esta ciudad en 1976, donde estuve como responsable de la gimnasia masculina.

Allí me di cuenta que la gimnasia era un deporte con mucha fuerza olímpica. Este hecho era una realidad, todos los días de competición, el Estadio Olímpico estaba completo y en las sesiones de entrenamiento se llenaban la salas.
Viví grandes momentos en estos juegos, tenía 32 años, esa participación olímpica me hizo cambiar la visión de los objetivos y la forma de llegar a ellos. También me sirvió para descubrir mi propia versión de la gimnasia y de la forma de entrenarla para llegar a conseguir buenos resultados olímpicos.
En la gimnasia masculina, en la final por equipos, hubo un momento impresionable, fue cuando el gimnasta japonés Fujimoto en el ejercicio de suelo se rompió una pierna, era su primer aparato, no quiso retirarse, pasó al potro con arcos, hizo un excelente ejercicio, la siguiente prueba fueron las anillas, un buen ejercicio , pero en la salida se volvió hacer daño y fue forzado a retirarse.
Ese espíritu competitivo de los japoneses fue lo que le hizo ganar la medalla de oro, derrotando a la gran favorita, la Unión Soviética.
En la final individual ganó Andrianov (URSS) un gimnasta extraordinario e imnovador, segundo Kato (JAP) y tercero Tsukahara (JAP). La final tuvo un nivel altísimo digna de unos JJOO.
Por aquellas fechas, estaba yo tan fascinado por la gimnasia masculina como indiferente por la femenina.
No me extrañaría que fuese una providencial combinación del azar y la necesidad, lo que serviría para explicar lo que hizo acercar a la gimnasia femenina y a mí.
Fue en los JJOO de Montreal, en el verano de 1976, cuando pude asombrarme de lo que allí demostraron las gimnastas rumanas. Su desenvoltura en los aparatos, la seguridad en los ejercicios, los métodos de trabajo, los entrenadores, era un sistema innovador que estaba poniendo al limite a las grandes figuras de la URSS.
En el equipo de la Unión Soviética, estaban las dos grandes figuras de la gimnasia mundial, Tourischeva y Olga Korbut, la primera Campeona Olímpica en Múnich y la segunda tres oros en la final por aparatos, en los mismos juegos.
Pero en ese momento, era Nelli Kim la gimnasta más destacada de URSS y la gran favorita para ganar los juegos.
La clasificación individual fue muy ajustada y quedo así.
1.- Nadia Comaneci. 79. 250 puntos. 14 años
2.- Nelli Kim 78. 675 puntos. 19 años
3.- Tourischeva. 78. 625 puntos 24 años
No esperaban que una gimnasta de Rumanía, un país con pocos medios, con cerca de 20 millones de habitantes y sin historial olímpico, pudiese ganar a una gimnasta de la Unión Soviética, cerca de 150 millones de habitantes, con los mejores entrenadores, las mejores salas de entrenamiento, la mejor escuela de acrobacia y el mejor ballet.
Las gimnastas rumanas eran más jóvenes que las sovieticas, con más velocidad y fuerza, no tenían miedo a la competición ni a la dificultad de sus ejercicios y sobre todo tenían una gran confianza en sus propias posibilidades.
Un factor psicológico importante de las gimnastas rumanas, era la gran confianza que tenían en sus entrenadores.
En los días previos a la competición las rumanas mantuvieron el entrenamiento al mismo nivel que los días anteriores, no bajaron la carga, ningún país se atrevía a trabajar hasta el mismo día de la competición haciendo tantos ejercicios y con tanta intensidad.
Esta forma de trabajo desorientó un poco al equipo de la Unión Soviética, y en los entrenamientos estaban más pendientes del equipo rumano que de sus ejercicios.
Por equipos, solo la calidad técnica de la URSS pudo vencer a la capacidad de trabajo, a la disciplina y a la capacidad de precisión en la ejecución del equipo rumano.
Comaneci también aportó innovaciones, fue el cambio generacional de la gimnasia. A raíz de estos JJOO, en todos los países aparecieron gimnastas de 14 y 15 años que competían a un nivel muy alto contra gimnastas de mayor edad y experiencia.
En aquel momento las soviéticas eran las grandes dominadoras de la gimnasia mundial, solo fueron derrotadas a nivel individual por Vera Caslavska en México 1968 y por Nadia Comaneci en Montreal 1976.
En 1967, Vera Caslavska obtuvo los primeros 10 puntos en la historia de la gimnasia, proeza más tarde conseguida varias veces por Nadia Comaneci.
Montreal tuvo el handicap de la tragedia de Múnich y eso se dejó notar en la seguridad, los controles para poder entrar en la Villa Olímpica eran exagerados.
Contradiciendo el espíritu olímpico aparece de nuevo la política, 32 países se retiran de las competiciones, en su mayoría de África.
Los JJOO de Montreal, mis primeros juegos, han sido para mí una experiencia inolvidable que llevaré a lo largo de mi vida.