Querido Fillo
Te escribo estas palabras para agradecerte todo lo que me has enseñado en la vida, no solo como gimnasta sino también como persona.
Me enseñaste este deporte tan bonito e hiciste que llegara a lo más alto.
Ahora, como entrenadora, me doy cuenta de las noches en vela que te hice pasar, pensando en como mejorar y en las tantas y tantas veces que me corregías los ejercicios para que llegaran a ser perfectos. Esa perfección hizo que llegara a tener una medalla en el Europeo.
Ahora me veo y se de quien he aprendido esa búsqueda de la perfección, esa ilusión por enseñar lo mejor posible, las ganas de trabajar con las niñas, el quitarte de cosas para dárselas a ellas, la preocupación de si están malitas y ya no hablamos de las lesiones.
Estoy convencida que el día que me rompí la rodilla, antes del Europeo de 1.996, hubieras dado cualquier cosa porque esa rodilla rota hubiera sido la tuya.
La gimnasia está por encima de todo, todo eso lo he aprendido de ti, del mejor, del que fue mi entrenador, la mejor herencia que he podido tener. Porque aparte de todo eso, cuando algo no sale bien, pienso en qué haría Fillo en esa situación y siempre encuentro una respuesta.
Por todo esto y por tu amor incondicional a la gimnasia y a mí, quiero darte las gracias, las gracias por estar en mi vida, por ser un referente y un maestro para mí, y por llevar la gimnasia española a lo más alto.
Con todo mi cariño, gracias