Qué afortunada fui, no solo tuve a uno de los mejores entrenadores del mundo sino a una gran persona, siempre dispuesto a ayudar a los demás.
Gracias Fillo, no solo a nivel deportivo sino también por todos los sabios consejos que nos diste para afrontar la vida.

Como tú ya sabes yo empecé en el mundo de la gimnasia tarde y cuando decidí entrenar contigo encima tenía un montón de defectos técnicos, pero tú me diste la oportunidad y con tu gran trabajo, mi esfuerzo y el de mi familia conseguí estar en la élite.
Tú siempre estás presente en mi día a día y eres una de las personas que siempre estarás en mi corazón.

Te quiero Fillo.

Soledad del Hierro